Tradicionalmente, los médicos prescriben una dieta baja en grasas para prevenir diversas enfermedades, cardíaca y la diabetes. Si bien los estudios han demostrado que las dietas ricas en grasas pueden aumentar el riesgo de ciertas enfermedades, como el cáncer y la diabetes, parece que es el tipo de grasa lo que cuenta más que la cantidad de grasa. Ahora sabemos que una dieta rica en grasas monoinsaturadas como las que se encuentran en el aceite de oliva, las nueces y las semillas en realidad protege de muchas de estas enfermedades crónicas.
Un reciente estudio español publicado en la revista científica Diabetes Care mostró que una dieta mediterránea rica en aceite de oliva reduce el riesgo de diabetes tipo II en casi un 50% en comparación con una dieta rica en grasas. La diabetes tipo II es la forma más común y prevenible de diabetes. Pacientes con sobrepeso y síndrome metabólico tienen mayor riesgo de desarrollar esta forma de diabetes. El estudio forma parte de PREDIMED. Un estudio de intervención nutricional a largo plazo destinado a evaluar la eficacia de la dieta mediterránea en prevención primaria de enfermedades cardiovasculares, y está compuesto por un equipo multidisciplinar de 16 grupos distribuidos en 7 comunidades autónomas de España.
El estudio incluyó 418 participantes que no tenían diabetes. Cada participante fue asignado aleatoriamente una dieta baja en grasas, una dieta mediterránea con aceite de oliva (hasta 1 litro por semana) o una dieta mediterránea con nueces (30 gramos por día) después de 4 años, el 17,9% de las personas que seguía la dieta baja en grasa desarrollaron diabetes, mientras que solo el 10% de los participantes de la dieta mediterránea con aceite de oliva desarrollaron la enfermedad.
Cuando los dos grupos de Mediterránea (Aceite de oliva y nueces) se agruparon y se compararon con el grupo de bajo contenido en grasa, la incidencia de diabetes se redujo en un 52%. Es importante señalar que la reducción del riesgo de diabetes fue independiente de los cambios en el peso corporal o la actividad que las dietas mediterráneas que se siguieron no fueron restringidas en calorías.
Estudios previos han demostrado que una dieta mediterránea rica en aceite de oliva puede prevenir la aparición de diabetes tipo II al mejorar los niveles de azúcar en la sangre, la resistencia a la insulina y los niveles de lípidos en la sangre.

